En Kabán se encontraba una anciana que vivía en el bosque y las personas hablaban de ella como si fuera una hechicera que no hacía cosas malas de todos modos.
Cuando el bebé creció era todo un hombre, pero nunca dejó de ser enano y una vez que su abuela se fue para hacer un mandado, encontró un tunkul, con el cual se tropezó y lo hizo sonar. Este instrumento tenía por detrás toda una profecía de la que el rey temió al oír su sonido y todos en realidad. La anciana volvió de inmediato y habló con su nieto diciéndole que el mal que ocurriría pasaría pronto y que tenía que estar preparado, luego lo llevó para hablar con el rey de Uxmal.
Los consejeros del rey le decían que haga algo para que no suceda la profecía y preguntó al enano si algo lo podía alejar de esta profecía que le esperaba por el sonido que había oído. El enano lo mandó a construir una unión entre Kabán y Uxmal a cambio de una respuesta. Luego de que lo hizo, entonces le puso al rey una segunda prueba que era romper un fruto sobre su cabeza de piel muy dura, él empezaría con este desafío y rompió el verdugo la fruta sobre el enano sin inconveniente, al ponerla sobre el rey, este murió de un solo golpe.
Ahora el enano era rey en Uxmal y tuvo una primera etapa con mucho amor, bondad y compasión, siendo un excelente rey a causa de la guía que le proporcionaba su abuela, pero al morir y pasado el tiempo se convirtió en un tirano tremendo que hizo construir una estatua creando dioses falsos y fue castigado terriblemente por sus actos.